Atrás quedaron aquellos tiempos en que las dietas se basaban en contar calorías, y, para muchos, controlar el peso era sinónimo de pesar la práctica totalidad de los alimentos en la báscula de cocina.
 
El mundo de la nutrición ha evolucionado, y hoy en día los expertos recomiendan llevar una alimentación saludable y equilibrada, cuyo objetivo debe ser “ganar salud, y eso no siempre va de la mano de perder peso”, explica el dietista-nutricionista de Nutrihabits, Daniel Ursúa. “Mejora tu alimentación, practica ejercicio, cuida tu salud mental, etc. Todos esos hábitos mejorarán tu estado de salud y puede que eso conlleve una pérdida de peso, pero si no es así, no dejes dichos hábitos, pues son saludables por sí mismos”, recomienda el nutricionista a sus pacientes.
 
Esto no significa, sin embargo, que no tengamos que fijarnos en las calorías de los alimentos para desterrar todas aquellas propuestas que oculten una gran cantidad de ellas bajo la apariencia de productos ligeros y saludables, y evitar los que contienen calorías vacías (sin ningún tipo de nutriente), cuyo paradigma sería el alcohol. Estos son algunos de los productos que encontramos en el mercado con una gran cantidad de calorías ocultas:
 

Vinagre de Módena

 
Solemos consumirlo pensando que es ligero y sano, aunque la realidad es que contiene 110 calorías cada 100 ml, lo que no supondría un mayor problema, puesto que en realidad solo consumimos un chorrito, si no fuese porque buena parte de estas calorías proceden del azúcar (22 g de azúcar por cada 100 ml).
 
Es preferible sustituir el vinagre de Módena por aliños saludables como el zumo de limón o el aceite de oliva, que pueden combinarse con especias y hierbas aromáticas que darán sabor a la ensalada sin necesidad de tomar azúcares innecesarios.
 

Cebolla frita crujiente

 
De nuevo un falso amigo de nuestra dieta, que a menudo añadimos a las ensaladas creyendo que es ligero cuando en realidad estamos tomando la friolera de 600 calorías por cada 100 g.
 
La coach nutricional Susana León recomienda ser muy cautelosos con las ensaladas, pues muchas veces “no nos damos cuenta de que con cualquier gesto estamos convirtiéndolas en bombas calóricas.
 
Es el caso de la César: entre el pollo rebozado, los picatostes y la salsa, que tiene unas 275 calorías por cada 100 g, estamos consumiendo un plato altamente calórico”. León recomienda añadir siempre la cebolla cruda y evitar en la medida de lo posible las frituras.
 

Mayonesa

 
Con 600 calorías por cada 100 g, es fácil consumir una buena cantidad de mayonesa sin apenas darnos cuenta. Pese a que los amantes de esta salsa de referencia aseguran que no es lo mismo, se pueden elaborar salsas alternativas a la mayonesa bajas en grasas: las llamadas veganesas, que además no incluyen productos de origen animal.
 
Se pueden elaborar con una base de patata, o de bebida vegetal, y también se puede optar por aliños saludables y sabrosos como salsas con una base de yogur natural (siempre entero y sin azúcar, evitando el yogur griego).
 

Tomate frito estilo casero comercial

 
Es una de las bestias negras de Antonio Rodríguez, autor de El libro de Sinazucar.org, quien señala que es uno de los alimentos que ocultan más azúcar bajo la apariencia de saludables.
 
Un bote pequeño de tomate frito para dos personas “puede contener hasta 9,4 terrones de azúcar, una cifra elevadísima teniendo en cuenta que la OMS recomienda no superar aproximadamente los 6 terrones diarios”.
 
Además de los azúcares ocultos en un producto que, “por si fuera poco, se nos vende en ocasiones como la receta de la abuela, un argumento que se utiliza como reclamo”, no podemos olvidar la cantidad de calorías que estamos añadiendo al plato, al que además hay que sumarle las de la pasta, el queso y la guarnición.
 

Salsa de soja

 
No conviene abusar de esta salsa que utilizamos a menudo como aliño en los más diversos platos, pues contiene 275 calorías /100 g. Hay que tener en cuenta, además, que las salsas de soja comerciales suelen contener también una gran cantidad de sal.
 

Barritas energéticas

 
León alerta contra este tipo de snacks que se han vendido tradicionalmente como tentempiés saludables para tomar a media mañana o a la hora de la merienda, y recomienda optar siempre por otro tipo de opciones como fruta, yogur natural (que no hay que confundir con los postres lácteos), cereales integrales o frutos secos.
 
“A menudo compramos las barritas sin fijarnos en las etiquetas y hay algunas que pueden llegar a tener hasta 450 calorías/ 100 g”, explica la coach. “Si además llevan ingredientes como fruta desecada o chocolate, las calorías ocultas están servidas”, añade.
 

Fruta desecada

 
León indica que a la hora de escoger los productos que vamos a consumir es importante recordar una máxima que nos ayudará a comer mejor: “los alimentos, cuanto menos procesados mejor”.
 
En este sentido, recuerda que “entre los procesados encontramos las frutas desecadas, que a menudo sustituimos por la fruta real: en vez de comernos una manzana la tomamos deshidratada”. Es un error, ya que una manzana fresca tiene unas 60 calorías por cada 150 g, mientras que la desecada alcanza las 365 calorías, ya que “al quitarles el agua se concentran los azúcares”.
 

Gominolas, chucherías y snacks

 
Mientras que un simple regaliz tiene 350 calorías/ 100 g, los kikos (así como los doritos o gusanitos) tienen 500 calorías, y las palomitas unas 400.
 
Teniendo en cuenta que son alimentos que tomamos a modo de snack y que no sustituyen ningún ágape, estaremos aumentando en una cantidad considerable nuestra ingesta diaria de calorías sin ser apenas conscientes.
 
 

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