El agua, las frutas y las verduras son esenciales en la alimentación y hay que olvidar los ultraprocesados y el azúcar
El final del verano es como un año nuevo oficioso. Es el momento de hacernos promesas, de intentar mejorar, de buscar esos objetivos saludables que nos ayuden a compensar los pequeños excesos de los meses cálidos. Se acerca septiembre y vuelve el propósito de ponernos en forma, el de descansar más o el de comer mejor, quizá demasiado ambiciosos si se intentan asumir todos al mismo tiempo. Pero, ¿por qué no centrarnos en uno de los aspectos?
Comer bien puede ser el más agradecido, especialmente si desterramos un mito habitual: comer bien no significa comer aburrido. Se puede disfrutar muchísimo alimentándonos de forma saludable y llevar una dieta sana no significa no poder hacer excepciones y saltárnosla de vez en cuando. Pero es fundamental que ‘de vez en cuando’ signifique realmente ‘de vez en cuando’.
Estas son unas pautas básicas para recuperar la dieta sana después del verano
1. El agua es esencial. No hay bebida más saludable que el agua y por eso es tan importante que bebamos la cantidad suficiente durante el día. También es la bebida perfecta para acompañar nuestras comidas.
2. Olvida los ultraprocesados. Es muy tentador recurrir a ese plato congelado o a esa comida preparada cuando vas de cabeza todo el día, pero merece la pena hacer el esfuerzo de preparar tus propios platos porque estarás comiendo mejor y, muy probablemente, más sabroso.
3. Recupera frutas y verduras. No olvides la regla de oro de las 5 piezas al día y distribúyelas a lo largo del día de manera equilibrada. ¡Y si aún te apetecen helados, puedes preparar en casa helados con fruta fresca congelada!
4. Limita el azúcar. ¿Y si nos proponemos añadir cada día menos azúcar a nuestro café? Muchas veces es cuestión de ir desacostumbrándonos a ese exceso de sabor dulce al que llevamos tantos años habituados. Consumir menos azúcares es un paso esencial para mejorar nuestra alimentación.
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