La depresión laboral es un tema bastante complicado que puede estar afectándote sin que lo sepas. Lo que es aún peor que saberlo. La mayoría de las veces tienes un trabajo que no te gusta y en el que estás porque necesitas sobrevivir de alguna manera, lo que convierte tu vida en vivir exclusivamente para trabajar.
Si a esto le sumas que los sueldos no acompañan y que puede ser que el compañerismo brille por su ausencia te vas metiendo cada vez más en un boquete del que si no te das cuenta no podrás salir.
Si cuando llega el día de ir a trabajar estás triste, no eres capaz de concentrarte, se te olvidan cosas, estás nervioso, sufres estrés, ansiedad o te sientes más irritable de lo normal puede ser que estés padeciendo una depresión laboral y tengas que pararte a mirarlo.
Apatía
Puede ser que cuando te levantes no tengas ganas “ni de mirarte al espejo” y te pesa el cuerpo como si tuvieses un saco de piedras en la espalda. Todo se va agravando a medida que se acerca la hora de irte a trabajar.
No tienes motivación ni ganas ninguna de realizar tu trabajo. Sientes que nada de lo que estás haciendo te sale bien y que no te reconocen tu labor. Te levantas porque no tienes más remedio, pero lo que realmente querrías es acostarte y desaparecer entre las sábanas.
Encontrarte en esta situación anímica implica que no disfrutes de tus logros, que, aunque te los reconozcan no te lo tomes como un cumplido sino como algo habitual. La depresión laboral es una sensación que no puedes controlar por mucho que lo intentes.
Tristeza
Es normal que no siempre seas el “alma de la fiesta”. Todo el mundo tiene problemas que no son exclusivamente laborales, pero cuando tu tristeza dura por más de dos semanas tienes que analizarla porque puede conducirte a una depresión laboral severa y que no lo estés notando.
Si el sentimiento de tristeza es continuo debes pararte y analizar los porqués. Puede ser que tu estado no te deje darte cuenta del problema, pero con seguridad habrá personas a tu alrededor que estén notando esos cambios en ti y te estén preguntando.
Debes acudir a un especialista que ponga fin a esa tristeza. En muchas empresas hay médicos especializados en depresión laboral que pueden ayudarte, tan solo tienes que dejar que lo hagan.
Cansancio y sueño
El insomnio es una de las características principales de la depresión laboral, el problema es que además de afectarte en el trabajo también puede acarrearte graves problemas de salud.
Puede ser que duermas, pero que durante esas horas que lo consigues no descanses en condiciones y que te levantes incluso con más sueño que con el que te acostaste. El estrés va de la mano del insomnio y cuando tienes depresión laboral puedes estar sin dormir o durmiendo mal durante muchas semanas.
Al dormir poco una serie de factores entran en juego como si fuesen las fichas de un dominó y van cayendo una tras otra. Si no duermes no descansas, si no descansas no eres capaz de concentrarte, si no te concentras no rindes en el trabajo, si no rindes en el trabajo comienza el estrés por posibles problemas laborales y a causa de ese estrés sigues sin dormir. Todo esto te lleva a caer en una depresión laboral enorme de la que puede que te cueste salir si no tomas medidas.
Cambios físicos
En los casos de depresión laboral, los compañeros cumplen una función muy importante. Tienes que estar atento a la persona que trabaja a tu lado. No somos robots; es cierto que se va a trabajar, pero no está mal hacer amistades por el camino y dejar que otras personas te apoyen o te hablen y te cuenten sus problemas. A lo mejor, para ellos, es de vital importancia y tan solo tienen tu hombro para desahogarse y no llegar a algo más serio.
Lo primero que se ve en una persona con depresión laboral son cambios físicos. Puede ser que no tengas apetito y dejes de comer o que al contrario la ansiedad te dé por comer y por consiguiente engordes o adelgaces mucho en poco tiempo.
Otra muestra inequívoca de que algo está sucediendo es la forma en la que vistes. Si estás acostumbrado a ir siempre de punta en blanco y día tras día te vuelves más dejado contigo mismo, incluso con lo relacionado a tu higiene personal, es que algo anda mal.
Las personas somos costumbristas, es decir, cada día solemos desayunar lo mismo, peinarnos parecido y vestir de forma similar. Un día no eres gótico y al día siguiente Pipi Calzaslargas… La forma en que nuestra mente nos advierte de que algo está pasando es en la forma en la que nos comportamos de cara al exterior. Ponte frente al espejo y mírate. ¿Todo es como siempre?
Cambios emocionales
Los cambios de humor cuando estás teniendo una depresión laboral son algo habitual. Estás mal contigo y con el resto del mundo, no quieres que te hablen o que te anden preguntando todo el día qué te pasa. No te das cuenta de que, seguramente, pregunten porque se preocupan por ti. Lo único que ves es que te están molestando, que no quieres estar ahí y que no tienes más remedio.
El gran problema de estos cambios de humor repentinos y de la irascibilidad inoportuna es que al final puedes verte más solo de lo que estabas, sintiéndote todavía peor con el mundo y con tu trabajo. Si siempre estás gruñendo tus compañeros dejarán de ayudarte o de interesarse por ti.
Ese sentimiento de soledad puede hacer que recurras a formas fáciles de sentirte mejor, como lo son el alcohol y las drogas y ahí ya te metas en terrenos peligrosos. La depresión laboral puede llevarte incluso a tener ideas suicidas. Ten cuidado con lo que sientes y exprésalo SIEMPRE. No estás solo.
Faltas al trabajo
Si el problema es el lugar de trabajo, tu mente intenta buscar las excusas que hagan falta para no acudir. Incluso puedes llegar a somatizar enfermedades que no existen con tal de no afrontar la realidad.
Las faltas continuadas y sin motivos al trabajo son razón de despido. Las personas con depresión laboral lo saben, pero no pueden evitar que cuando van a abrir la puerta para salir de casa les tiemblen las manos, se pongan a sudar o hasta pueden llegar a sufrir un episodio de ansiedad.
Si tienes alguno de estos síntomas te recomiendo que vayas a hablar con tu médico y que él te derive a un especialista para que entre todos pongáis fin a ese calvario silencioso.
Sentimiento de culpabilidad
Si tienes depresión laboral tu cabeza será una maraña de sentimientos y entre ellos estará el sentimiento de culpabilidad.
Te sientes mal por no querer ir a trabajar, por tratar mal a tus compañeros, por no sentirte valorado. Puedes llegar a echarte la culpa de todo lo que te sucede y entras en un bucle de victimismo que lo único que conseguirá es que caigas aún más en el pozo en el que estás.
Analiza lo que realmente te sucede. Detente unos minutos, unas horas, lo que necesites. Disfruta de tu tiempo libre, no te lleves más trabajo a casa del estrictamente necesario. Si trabajas desde casa busca un lugar que sea exclusivamente para ello.
Sal y relaciónate con personas, acude a grupos de apoyo, ve al psicólogo y medícate si es necesario. Y si no estás conforme con tu sueldo háblalo o busca otro trabajo en el que sí estés bien.
Hay que comer cada día y tener un techo, pero de poco te sirve todo eso si no eres feliz.
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