La vuelta de las vacaciones y a nuestra rutina puede suponer un estrés enorme. Llega la vuelta al cole, comenzamos a trabajar de nuevo, empezamos la universidad, el instituto, recordamos el calorcito del verano… y sumado a todo esto, nos damos cuenta del exceso de kilos que tenemos por culpa del verano.
Nos hemos movido poco, hemos comido mal y demasiado, y comienza nuestra tortura para volver (al menos) al peso que teníamos antes de junio.
Este es el momento en el que comienzan a salir titulares como «pierde los kilos del verano en dos semanas«, «recupérate del verano en una semana«, etc… En este post, te vamos a ayudar a identificar esas noticias o consejos engañosos para no poner en riesgo tu salud y para volver a la normalidad después de unas merecidas vacaciones.
Al igual que ocurre en enero, comenzamos a ver titulares que nos prometen quitarnos todos los excesos de verano en muy poco tiempo. No te equivoques, el exceso de peso que has tenido durante el verano han supuesto mínimo tres meses, no caigas en el error de subsanarlo en una semana.
Los resultados rápidos no ayudan
Un ejemplo de lo que te digo es este: imagina que tienes dos habitaciones, una de ellas está vacía y en la otra tienes una montaña enorme de arena. Cada día, te has propuesto llevar una taza de arena de una habitación a otra. Taza a taza, tardas tres meses en dejar una vacía y la otra con una montaña de arena. Ahora bien, siguiendo el mismo método de la taza, ¿podrías volver a llevar la montaña de arena de una habitación a otra en tan sólo una semana? Imposible, te va a llevar un tiempo si quieres hacerlo bien.
Con el peso ocurre lo mismo. No pienses que vamos a conseguir los resultados que deseamos en una semana cuando hemos estados meses sin hacer nada. La pérdida de peso y la reeducación alimentaria lleva un proceso porque lo que busca es instaurar esos buenos hábitos en tu día a día. Su objetivo no es que pierdas los kilos ganados y si te he visto, ya no me acuerdo. El principal objetivo es que nunca más tengas delante la típica dieta pegada en la nevera.
Por ello, aléjate de las noticias o profesionales que te prometen resultados rápidos.
Los resultados fáciles no siempre son los mejores
Las típicas dietas que encontramos en esta temporada prometen resultados fáciles. Reeducar tus hábitos no es tarea fácil; supone renunciar a aquello que has estado haciendo durante mucho tiempo y que te ha estado perjudicando tu salud.
Una buena alimentación no necesita suplementos o batidos
Una alimentación sana no precisa de ningún tipo de suplementación o batidos para conseguir resultados. Las únicas personas, dentro de la población general, que necesitan incorporar a su dieta alimentos con vitamina B12 son aquellos que llevan una alimentación vegana o vegetariana.
Qué comer a partir de septiembre
Una vez pasadas las vacaciones, en las que hemos disfrutado, lo más importante es ser consciente. Al ser consciente tomas tú el control de tu vida. Eres consciente de que no has comido bien y no te has movido lo suficiente… es verano, la mayoría de personas hacemos lo mismo. Ahora bien, ya llega la rutina, el trabajo, los estudios, etc… retoma tus hábitos de la mejor manera.
El ejercicio es indispensable. A todo el mundo no le gusta o no le viene bien hacer spinning o zumba. Asesórate para no correr riesgos de lesiones.
A continuación, vamos a ver una serie de «indispensables» para retomar nuestra buena alimentación sin poner en riesgo nuestra salud, haciendo las cosas bien. Recuerda que estos son consejos para una población general, si tienes cualquier tipo de problema de salud o quieres algo mucho más específico, lo correcto es acudir a un profesional nutricionista.
Disfruta del proceso. No te frustres porque has cogido unos kilos de más. Es momento de ponerse manos a la obra de la manera más saludable y sin presiones. Nunca es tarde.
Olvídate de batidos, suplementos o dietas milagro. Sólo adelgazan el bolsillo. Huye de quien te promete resultados fáciles y rápidos, siempre tienen algo de trampa.
Si tienes dudas, acude a un dietista-nutricionista o un dietista que te asesore y te acompañe en el cambio de alimentación.
Lleva una alimentación lo más sana y variada posible. Estar a dieta no significa comer lechuga y pechuga de pollo a la plancha.
Experimenta en la cocina.
Incluye frutas, verduras y hortalizas a diario y en el formato que más te gusten.
Las legumbres y los frutos secos son grandes aliados. Sacian y hacen que no tengamos tanto apetito entre comida y comida.
Muévete siempre que puedas. Busca un deporte acorde a tus condiciones físicas y que te motive a realizarlo todas las semanas.
Se feliz antes, durante y después del tratamiento.
APRENDEMOS DE VUESTRAS PREGUNTAS, SUGERENCIAS Y COMENTARIOS.
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