Un total de 70 países cuentan con regulaciones que permiten el uso de cultivos transgénicos o la importación de sus alimentos derivados en 2018. Ya no solo se utilizan para enfrentar plagas y malezas, sino también desafíos climáticos y nutricionales.

España se mantiene a la cabeza en la Unión Europea por superficie dedicada a la producción ecológica, aunque sigue en octava posición en cuanto a consumo