Las dosis diarias aumentaron un 14% del 2012 al 2016 y sitúan a España entre los países líderes. La medicalización del malestar, la crisis o la soledad no deseada están detrás de la alta utilización
España es líder en el uso de antidepresivos y somníferos. Son necesarios para combatir trastornos graves, pero no siempre curan, crean adicción y tienen efectos secundarios.