La exposición a señales WiFi y EMF pueden provocar estrés oxidativo, daño testicular, efectos neuropsiquiátricos, apoptosis, daño del ADN, y cambios endocrinos
Un estudio realizado ha demostrado que la exposición a los gases procedentes de la circulación y a contaminantes propios del ámbito del hogar provoca sustanciales signos de envejecimiento prematuro