Un estudio del Instituto Nacional de Salud explora cómo los productos industrializados afectan el metabolismo y contribuyen a enfermedades crónicas
A las siete de la mañana, Sam Srisatta, un joven de 20 años, inicia su rutina diaria en un hospital estadounidense. Bajo la supervisión de enfermeras, sus signos vitales, peso y metabolismo son registrados meticulosamente. Durante un mes, Srisatta forma parte de un grupo de 35 voluntarios que participan en un experimento del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), liderado por el investigador Kevin Hall. Este innovador estudio busca profundizar en los efectos de los alimentos ultraprocesados, que constituyen casi el 70% de la dieta promedio en Estados Unidos y están asociados con crecientes problemas de salud pública.
Los alimentos ultraprocesados son productos manufacturados que incluyen múltiples ingredientes modificados, como aditivos, conservantes y sabores artificiales. Dentro de los ejemplos comunes se incluyen los cereales azucarados, bebidas gaseosas y comidas congeladas. En Estados Unidos, su prevalencia en la dieta diaria los convierte en un elemento clave para entender sus efectos en la salud. Si bien su bajo costo y facilidad de preparación los hacen atractivos, su relación con enfermedades crónicas plantea serias preocupaciones.
Estudios previos dirigidos por Hall han demostrado una conexión directa entre el consumo de ultraprocesados y un aumento significativo en la ingesta calórica. En investigaciones anteriores, los participantes que consumieron exclusivamente ultraprocesados ingerían, en promedio, 500 calorías más al día en comparación con una dieta basada en alimentos mínimamente procesados. Este exceso calórico llevó a un aumento de peso semanal de 0,9 kilogramos (2 libras), según datos reportados por CNN.
Riesgos de salud asociados al consumo de alimentos procesados
El consumo habitual de ultraprocesados está vinculado con enfermedades graves como cáncer, patologías cardiovasculares y trastornos mentales como la depresión. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), las afecciones relacionadas con la dieta son responsables de al menos el 50% de todas las muertes en Estados Unidos. Además, los costos económicos derivados del impacto en el sistema de salud alcanzan cifras alarmantes.
Aunque se han documentado numerosos riesgos, los ultraprocesados no son homogéneamente perjudiciales. Su impacto puede variar según la composición específica de cada producto y su interacción con el metabolismo humano. “Nos hemos propuesto desentrañar los mecanismos que, dentro de esta gran categoría, provocan perjuicios a la salud”, explicó Hall en declaraciones a CNN.
Implicaciones en las políticas alimentarias
El estudio en curso podría tener un impacto directo en las Guías Alimentarias de Estados Unidos 2025-2030, marcando la primera vez que los ultraprocesados se consideran explícitamente en las recomendaciones nacionales. Aunque los resultados actuales no son concluyentes, el interés de las autoridades federales refleja la urgencia de abordar este problema. Hall enfatizó que este tipo de investigaciones podría guiar políticas alimentarias más efectivas.
En su investigación actual, Hall examina dos factores principales que podrían explicar por qué los ultraprocesados conducen al consumo excesivo: la densidad energética y la hiperpalatabilidad. La densidad energética se refiere a la cantidad de calorías por gramo de alimento, mientras que la hiperpalatabilidad analiza cómo las combinaciones de azúcares, grasas y sales sobreestimulan los mecanismos de recompensa cerebral. Al ajustar estas variables en las dietas de los voluntarios, los investigadores esperan identificar patrones específicos que expliquen sus efectos adversos.
Aunque los resultados completos de este experimento podrían tardar años en publicarse, el estudio ya representa un paso significativo para comprender los efectos de los alimentos ultraprocesados en el cuerpo humano. Según Marion Nestlé, destacada nutricionista, estudios bien diseñados como este son cruciales para respaldar cambios en las políticas de salud pública. “Cada investigación añade una pieza importante al rompecabezas de comprensión”, concluyó Hall. Este experimento, con su enfoque innovador y profundo análisis, podría redefinir las estrategias alimentarias, impactando tanto la dieta estadounidense como las recomendaciones globales de salud.
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