La enfermedad de la lengua azul persiste en Extremadura, la vacuna no frena la aparición de nuevos focos, más de 250 según la última actualización epidemiológica del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), y algunos ganaderos aseguran que las ovejas ya vacunadas “están volviendo a recaer”.
Es el caso de Lourdes Bas Rodríguez, ganadera de 31 años en Villanueva del Fresno (Badajoz), zona cero del serotipo 3, el más dañino y donde se ha anunciado el inicio de movilizaciones por parte de un sector que califica la situación como “un desastre”.
Solo en esta localidad fronteriza con Portugal, en la zona de los ‘Bienes Comunales’ que comparten unos 15 pastores, todos afectados por la enfermedad, hay siete fosas comunes con unas 600 ovejas y más de mil borregos muertos.
Lourdes calcula pérdidas del 50% de los ingresos por la muerte de unas 30 ovejas y 28 borregos, de una cabaña de 300 cabezas, a causa de la lengua azul que desde mediados de septiembre apareció con los primeros síntomas: “mocos, sangre, se quedaban cojas y perdieron muchísimo peso”.
El pasado 5 de octubre se vacunó a toda su explotación, pero aunque “al principio se recuperaron un poco, están volviendo a recaer y tengo otra vez ovejas que ya no se levantan, no tienen apetito, están depresivas y sufriendo abortos”.
Entre sus animales hay afectados por el serotipo 3 pero también del 1, del que todavía no hay vacunas, a lo que suma el miedo por los nuevos focos de serotipo 8 que se han detectado recientemente en dos explotaciones de la provincia, en las localidades de Fuente del Maestre e Hinojosa del Valle.
“No sólo son las que se mueren sino las consecuencias y las secuelas que dejan, porque casi el 100% de mis ovejas han estado enfermas y eso conlleva abortos y problemas en los partos del año que viene”, explica Lourdes, por lo que “mirando al futuro” pide ayuda a las administraciones.
En este sentido, el también villanovense Eduardo Lavado López, que tiene una explotación de 850 ovejas aproximadamente y habla de pérdidas de “entre 10.000 y 14.000 euros”, señala que él cree que la vacuna “sí ha hecho efecto”, pero que es cierto que han quedado secuelas.
La mayoría de las ovejas que iban a parir en noviembre no lo van a hacer y de cara a la primavera no saben qué pasará, “porque si ahora se están cubriendo 500 ovejas a lo mejor solo quedan preñadas 200”, relata.
Este ganadero de 41 años subraya que cada vez hay menos gente joven trabajando en el campo porque aunque “esto es una cosa que no se puede acabar, se acaba”, ha dicho.
Eduardo Lavado denuncia principalmente las “trabas” burocráticas: “yo no quiero ayudas, quiero que nos dejen tranquilos, porque la cantidad de papeles es insoportable”.
“No queremos subvenciones, queremos soluciones”, indica por su parte Lourdes, porque “si quieren, pueden, y ejemplo es que la vacuna tardaron en traerla pocos días”.
Por eso, esta joven ganadera pide también a “los agricultores, al de la tienda pequeña y al de la oficina” que se sumen a la manifestación convocada el próximo 15 de noviembre para “apoyar esta causa, porque del campo sale todo”.
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