Ciudades de Francia prohíben los pesticidas cerca de las casas
Los jueces galos anulan los decretos de alcaldes contra los plaguicidas pero el Gobierno de Macron ha anunciado una normativa que también será limitante Agricultores valencianos temen que se extienda la fiebre del país vecino y se encuentren sin medios contra las plagas
Francia vive una renovada fiebre anti plaguicidas que se traduce ahora en la actuación de alcaldes que prohíben el uso de dichos productos químicos en áreas cercanas a las zonas habitadas.
Como la experiencia ilustra que lo que se ‘cuece’ más al norte, sobre todo en Francia, acaba llegando a España, entre los agricultores valencianos está extendiéndose el temor a que las medidas anti pesticidas que proliferan en el país vecino acaben cruzando la frontera y se puedan encontrar con mayores restricciones para combatir con eficacia las plagas agrícolas.
Por otra parte se trata de un asunto en el que las sensibilidades sociales y profesionales se encuentran a flor de piel. Los agricultores vienen sufriendo continuos recortes oficiales en el uso de fitosanitarios, lo que limita su capacidad de rentabilizar sus cultivos, y se enfrentan a cierta animadversión de sectores de la sociedad que no entienden que producir alimentos exige también luchar contra patógenos que pueden diezmar las producciones.
Decenas de alcaldes franceses han lanzado una batalla contra los plaguicidas, multiplicando decretos que prohíben su uso en diversos lugares del país. «Cada día un alcalde promulga un nuevo decreto. Hasta el momento son más de treinta en Francia», según Daniel Cueff, alcalde de la localidad de Langouët (Bretaña), quien fue el iniciador de este movimiento.
Cueff promulgó un decreto que prohibía el uso de productos fitosanitarios «a una distancia inferior a 150 metros de cualquier parcela catastral que tenga un edificio de uso residencial o profesional». Después, un tribunal administrativo suspendió el texto -como en otros casos- afirmando que no le compete a un alcalde tomar decisiones sobre el uso de pesticidas. Pero la iniciativa se ha multiplicado en otros sitios y recibe miles de apoyos por todo el país, bajo el argumento de que «la tierra, el aire y el agua están contaminados, lo que causa que desaparezcan los insectos y los pájaros».
La cuestión se ha extendido hasta tal extremo que ha tenido que intervenir el propio presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, quien ha dicho que «siempre estaré detrás de los prefectos que hacen cumplir las leyes». Apoya estas intenciones de los alcaldes, pero les advierte que «la solución no es decretar normativas que no cumplen con las leyes», sino «movilizarse para cambiar las leyes».
Entre tanto, el ministro de Agricultura, Didier Guillaume, haciéndose eco de este clamor que se extiende, ha prometido que el Estado impondrá «zonas sin pesticidas» si los residentes, funcionarios electos y los agricultores no logran llegar a un acuerdo. Como ejemplo ha mencionado que las zonas exentas podrían situarse entre dos y cinco metros alrededor de las viviendas.
Algunos alcaldes han ido más allá que otros y han decretado la prohibición del herbicida glifosato en sus municipios, lo que abre sin duda nuevos frentes de discusión… y aumenta los temores a que esta fiebre gala acabe cruzando la frontera.
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