Saber interpretar los datos ayuda a elegir productos más saludables y evitar alimentos procesados con demasiada sal y/o azúcar o aditivos alimentarios tóxicos. La información que aparece en las etiquetas de los productos alimentarios es todavía escasa o confusa. Sin embargo, es imprescindible leerla porque revela datos importante acerca de la calidad del producto y su efecto sobre la salud.
La normativa actual obliga a incluir una serie de informaciones básicas, desde qué tipo de producto se trata (mediante descripciones reconocibles, como “agua mineral natural”, “confitura”…) hasta la fecha de consumo recomendado o de caducidad, la cantidad de producto que contiene el envase, la lista de ingredientes (en orden de peso decreciente) y el nombre y la dirección del fabricante.
Desde 2014 también es obligatoria una información nutricional mínima: el valor energético en calorías, las cantidades de grasas (especificando las saturadas), hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal por cada 100 g o 100 ml de producto. Asimismo es obligatorio indicar si el producto contiene algún alergeno entre los especificados por la normativa europea.
En el caso de que se mencione un nutriente específico (hierro o vitamina C, por ejemplo), se debe indicar la cantidad y el porcentaje que representa de la dosis diaria recomendada.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE EL ETIQUETADO DE ALIMENTOS
¿QUÉ INDICA EL ORDEN DE INGREDIENTES?
El primero es el que más peso tiene en el producto y el último, el que menos. A falta de saber la cantidad o proporción exacta, esto ofrece una pista. Por ejemplo, desde el punto de vista energético y nutritivo, en general es preferible que el azúcar aparezca hacia atrás.
¿ESTÁN EN LA LISTA TODOS LOS INGREDIENTES?
Solo pueden excluirse algunas sustancias que no lleguen al 2% del peso del producto, excepto los aditivos de declaración obligatoria y los alérgenos. En la práctica puede haber también residuos de plaguicidas, mohos y aditivos utilizados antes de la elaboración final del producto.
¿FIGURA EL ORIGEN DE LAS MATERIAS PRIMAS?
En los productos envasados, solo es obligatorio declarar el país de origen de los ingredientes principales cuando no sea el mismo que el del producto. En el caso de las frutas y hortalizas frescas sin envasar, la carne de vacuno, la miel y el aceite de oliva siempre es obligatorio declarar el origen.
LAS GRASAS EN EL ETIQUETADO
Si se indica la proporción de ácidos grasos (saturados, poliinsaturados y monoinsaturados) conviene que no dominen los primeros. También los trans, presentes en productos con grasas parcialmente hidrogenadas y asociados a un mayor riesgo cardiovascular.
¿SE DECLARAN LOS ALÉRGENOS?
Se debe informar de cualquier ingrediente incluido en las 14 categorías de alimentos potencialmente más alergénicos y destacarlo con letras cursivas o negritas. Sin embargo, evitar estos ingredientes no excluye la posibilidad de una reacción, que puede producirse casi con cualquier sustancia.
ADITIVOS QUE HAY QUE EVITAR
La lista de aditivos que presentan algún problema es larga. Como norma, conviene evitar los alimentos con más de tres o cuatro códigos E o ingredientes que no se reconozcan. Otra regla es evitar la centena de los E100 (colorantes), la de los E200 (conservantes) y la de los E900 (edulcorantes).
¿QUÉ INDICA “NANO” JUNTO A UN COMPONENTE?
Desde 2014, la normativa obliga a que los nanomateriales artificiales se declaren así para informar de la presencia de unas sustancias que se teme que puedan provocar algún efecto secundario, pues contienen partículas diminutas que pueden filtrarse a través de los tejidos corporales.
TRANSGÉNICOS: ¿CÓMO DETECTARLOS?
Es obligatorio declarar el origen transgénico de los ingredientes, pero pueden colarse sin anunciarse a través de derivados, como lecitinas, almidones, grasas y sobre todo aditivos. Por otra parte, en productos de origen animal, estos pueden haberse alimentado con transgénicos sin declararlo.
¿LAS ALEGACIONES SOBRE EFECTOS SON FIABLES?
La ley permite incluir ciertas cualidades saludables de un ingrediente, como: “las pectinas contribuyen al mantenimiento de niveles normales de colesterol”. Existe un registro europeo con 249 alegaciones que pueden realizarse con fundamento científico. Hay dos mil peticiones en lista de espera.
¿QUÉ SE PUEDE SABER SOBRE EL ENVASE?
Todo envase de plástico lleva su código de reciclaje. En general, no hay que calentar la comida en evases de plástico, pues se pueden liberar sustancias al contenido. Conviene especialmente evitar el triángulo con los números 7 (puede ser policarbonato, que libera bisfenol A) y 3 (PVC, con ftalatos).
Tienes varias apps que te pueden ayudar a la hora de conocer los ingredientes, aditivos alimentarios, y nutrientes de los alimentos ultraprocesados y procesados comercializados en los supermercados.
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